miércoles, 12 de enero de 2011

COLETAZOS DE "LA MEMORIA DE HALES"

Nota del editor:
Con motivo del blog anterior -"LA MEMORIA DE HALES"- el diputado Patricio Melero nos hizo llegar un correo con su carta publicada hoy en el diario "La Segunda", que reproducimos in extenso.

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"Señora Directora:

Tras la presentación del libro ¿Perdón sin memoria? Respuesta a un General, escrito por el diputado PPD Patricio Hales, me atrevo a decir que es hora de un reencuentro con nuestra historia más que entre nosotros mismos.

El parlamentario sostiene la tantas veces repetida tesis que distingue entre los errores y los horrores. Los errores -suele decir la izquierda- los cometieron ellos; los horrores, responsabilidad de militares y de la derecha.

Un error, es una falsa representación de la realidad, es un problema de juicio intelectual, es decir, la consecuencia inevitable de ser un ser humano. Un error es sostener que la raíz cuadrada de 16 es 5. 

Cuántas veces hemos escuchado a dirigentes de la izquierda sostener cosas tales como que no supieron leer el proceso, que no apreciaron suficientemente el valor de la democracia, es decir, que se equivocaron.

Cuando se tienen responsabilidades políticas y se mira a Stalin como un modelo a seguir, cuando se afirma que la democracia burguesa no es más que un mecanismo de clases para oprimir al pueblo y que la violencia es el instrumento de la historia para provocar la revolución que termina con la dominación; es conducir la acción política a algo mucho más que un error.

Los errores de la izquierda le costaron a la humanidad cerca de 150 millones de vidas en el siglo XX, y aunque tales hechos hayan ocurrido en otras latitudes, también formaron parte de nuestra realidad.

Todos sabemos que en la década del 60 y a comienzos de los 70 esos eran los modelos a seguir, ese era el discurso -y más importante aún- la acción política de la izquierda en América Latina, exportando la revolución cubana a través de grupos guerrilleros y, en Chile, tratando a Cuba y la ex Unión Soviética como “hermanos mayores”.

¿Justifica eso las violaciones a los derechos humanos y los horrores que gente de izquierda tuvieron que vivir después? No, pero para tener un diálogo constructivo y sanador, todos los sectores políticos debemos asumir verdaderas responsabilidades, de lo contrario, es muy difícil comprender el cuadro completo y asignar a cada uno la responsabilidad personal que le corresponde en las acciones que se insertaron en un proceso histórico. 

El diputado Hales exige y llama a militares y a la derecha a pedir perdón. Pero no es mejor la consecuencia.  ¿La izquierda exigió a Honecker pedir perdón por sus crímenes antes de recibirlo y darle asilo para que pasara sus últimos años en una confortable casa de un acomodado barrio santiaguino? ¿O es que Honecker también cometió sólo errores?

El perdón es un acto más reparador para el que lo otorga, que para el que lo recibe. Menos importa que haya personas que no pidan perdón si hay espíritus generosos capaces de dejar el pasado en el pasado y construir el futuro sobre la tierra firme de un alma reconciliada.

En la derecha hemos hecho un proceso de autocrítica, hemos tratado de ponernos en los zapatos de las personas que sufrieron y de contribuir a reparar, como país, ese sufrimiento.  No ha habido un proyecto de ley reparatorio que no haya contado con nuestros votos y nuestro apoyo decidido, Nos hemos reencontrado con un grupo de chilenos que nos veía lejanos e incluso como enemigos.

La derecha se ha comprometido en un acuerdo profundo de nunca más. Nunca más división y odio, nunca más relativizar el respeto a la dignidad del ser humano.

La reconciliación requiere de la justicia, y leyendo a Víctor Hugo, aprendí que sobre la retaliación, como principio absoluto, no se construye la justicia.

La reconciliación y el perdón de un pueblo dependen de todos sus ciudadanos, del acercamiento y del un diálogo constructivo y aliado entre derecha e izquierda. 

Patricio Melero
Diputado y jefe de bancada UDI"

LA MEMORIA DE HALES

          Por Alfonso Ríos Larrain

Bien graneado el panel y la asistencia que consiguió el diputado Patricio Hales para la presentación de su libro “¿El perdón sin memoria? Respuesta a un General”. El boletín de la Cámara de Diputados informa hoy la concurrencia de parlamentarios de casi todas las bancadas, salvo democristianos y comunistas (¿no calificaron?), ministros de Estado, embajadores, clérigos y hasta un juez de la Suprema. ¡Felicitaciones! Con esta convocatoria, Patricio Hales ha ganado el título de Mejor Compañero entre sus pares, preámbulo de su candidatura al Premio Nobel de la Paz. ¿Por qué no? Chile nunca tuvo personas o instituciones dignas de tal reconocimiento, salvo la pretensión fallida hace algunos años de postular a la Vicaría de la Solidaridad.
Imagínese a Patricio Hales Dib postulando al Nobel de la Paz. Merecimientos no le faltan: ex alumno de los Padres Franceses de Manquehue, un encopetado colegio cota 1.000 de Vitacura; cadete de la Escuela Militar; miembro del Comité Central de la Juventudes Comunistas y vocero oficial de ese partido; actual diputado de izquierda; y ahora, como si fuera poco, reconocido escritor. No tengo dudas: ¡arrasa! Es la personificación misma del sosiego, reposo, armonía y concordia, y tiene más pedigree que el propio Barack Obama, aún absorto y en estado de shock por el impacto que le produjo obtener tal galardón. Y si le faltare acreditar algún milagro para subir a los altares, ahí están los testimonios de algunos contritos adversarios suyos como Alberto Cardemil, Patricio Melero y Cristián Mönckeberg -sin olvidar, por cierto, al compungido ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre- que ven reencarnada en él a la dulce sor Teresa de Calcuta.
Cuando el buen Pato esté vestido de riguroso frac frente al Comité Nobel del Parlamento Noruego, segundos antes de ser condecorado, pocos recordarán que fue alto dirigente del Partido Comunista y, como tal, estuvo dispuesto a matar chilenos o a que sus “compañeros” lo hicieran; que siguió las directrices políticas de su “hermano mayor” la Unión Soviética, gobernada por los genocidas más fecundos de la historia; y que a pesar de proclamar simpatías por los militares, califica de “lamebotas y chupafusiles” al diputado Jorge Ulloa, colega suyo y correligionario de uno de los panelistas que ayer presentaron su libro.
Sí, aunque le parezca raro, este es el individuo que ahora ofrece “perdón con memoria”. El problema es que yo, como jugador de bridge, mantengo muy activa mi memoria -la inmediata y la lejana-, conozco mi país y también su historia, e identifico a varios de sus protagonistas. Cometo muchos errores (¡que lo digan mis partner!), pero evito jugar con adversarios que marcan sus cartas, las barajan con maña o cambian las reglas de competencia.
Gracias, diputado Hales, por su magnanimidad de ofrecer perdón a quienes infirieron daño a sus compañeros de lucha, pero comience por solicitarlo en favor suyo. Hay millones de deudos en todo el mundo que esperan esta solicitud. Reconozco que es arduo el trabajo que tiene por delante, pero un viejo conocido suyo, el diputado comunista Lautaro Carmona, puede aportar varios antecedentes. Terminada la tarea podemos sentarnos a conversar ARL