martes, 11 de enero de 2011

COLETAZOS DEL "TÍO EDUARDO"

          
Nota del editor:
Con motivo del blog anterior -"EL 'TÍO EDUARDO' Y EL PRESIDENTE FREI"- Fernando Larrañaga envió el siguiente comentario: 

Hombre enigmático el "tío" Eduardo. Habría que psicoanalizar este tipo de personalidades para entender la atracción que ejercen en inteligencias tan frías como la de nuestro estimado Presidente. Es comprensible que Sebastián Piñera muestre cierta generosidad para referirse a una persona fallecida, amiga de su padre y cercana a su familia, pero una cosa son las simpatías y recuerdos que él tenga del “tío” Eduardo y otra, bien distinta, es permitir que estos sentimientos confundan el juicio histórico que merece su actuación pública. El verdadero líder separa ambas percepciones, como refleja la siguiente anécdota que me correspondió vivir hace un par de años. A la inauguración del Memorial del ex senador Jaime Guzmán, llegó el entonces ministro del Trabajo y actual diputado socialista Osvaldo Andrade. Su presencia en la ceremonia constituía un testimonio de reconocimiento personal por la ayuda que Jaime le había dado en momentos muy difíciles, pero no implicaba adhesiones doctrinarias, políticas o programáticas con los organizadores y asistentes, incluido entre éstos el entonces candidato presidencial Sebastián Piñera. Así lo entendimos todos y el "aplausómetro" dio como ganador indiscutido al ex Ministro.   
Nuestro Presidente sabe que la inmensa mayoría de quienes votamos por él y apoyamos su gobierno tenemos una pésima evaluación de Eduardo Frei Montalva como político y gobernante. A su empecinamiento en contra de los agricultores y de la propiedad privada, Frei agrega un extenso currículum de indecisiones políticas que asemejan su liderazgo al de un “gato al cateo de la laucha”: fue conservador y luego DC; llegó a La Moneda con el apoyo de la derecha y luego la persiguió con rencor e inquina; fue elegido Presidente de la República para evitar el triunfo del marxista Salvador Allende, pero seis años después entregó el poder al propio Allende y sus secuaces comunistas; incentivó y respaldó el pronunciamiento militar, pero al darse cuenta que los militares no le devolverían el poder, se transformó en su más enconado adversario. Para qué seguir. Nada hay en el Frei político que un gobernante de derecha merezca destacar ¿Nada? Bueno, alguna enseñanza nos deja: no hacer las cosas como él las hizo. Con eso basta. El país le estará muy agradecido.
Y hablando de conmemoraciones, es lamentable que los 100 años del natalicio de Jorge Alessandri hayan pasado “piola”. Es que en 1996 gobernaba el hijo del “tío” Eduardo y la Concertación distingue muy bien a sus amigos y adversarios. En todo caso, don Jorge no necesita de pirotecnia para mantener su lugar en la historia. Otros sí… y ayudados por los nuestros.
Fernando Larrañaga