domingo, 12 de diciembre de 2010

DON'T TOUCH MY JUNK!

Por Alfonso Ríos Larrain

El 13 de noviembre pasado, John Tyner era chequeado en el aeropuerto de San Diego (California, USA) antes de embarcar. El funcionario de seguridad intentó auscultarlo, pero la advertencia de Tyner fue perentoria: "OK, but if you touch my junk I’m going to have you arrested” (“Está bien, pero si tocas mis partes bajas haré que te arresten"). El funcionario llamó al supervisor de la Transportation Security Administration (TSA), quien intentó persuadir a Tyner para que aceptara ser íntegramente “explorado”. No tuvo éxito. A Tyner se le impidió embarcar, fue expulsado del aeropuerto y arriesga una multa de US$ 10,000.- Hoy se cumple un mes de aquel suceso. Como decía el gran periodista e insigne director de “El Mercurio”, René Silva Espejo, la noticia ha decantado y podemos editorializarla.

La prensa y la opinión pública en general atribuyen esta reacción al descontento de los pasajeros por los chequeos cada vez más invasivos de su intimidad. El origen de los apremios son los actos terroristas que conmovieron al mundo el 11 de septiembre de 2001. Además del terrorismo, los exigentes controles cumplen protocolos de seguridad para prevenir el narcotráfico y otros delitos relacionados con el lavado de dinero. Lo anterior justificaría plenamente la estricta revisión de pasajeros y equipajes que realizan los servicios de seguridad de los aeropuertos, pero hay motivos más profundos que explican la reacción y popularidad de John Tyner.

Él sabía muy bien lo que hacía y a quién tenía enfrente cuando se negó a ser manoseado. Para vencer su resistencia, el supervisor de la TSA le dijo que este chequeo no constituía una agresión sexual. Tyner respondió: “Lo sería si no fueras el gobierno”. No se trata, pues, de una actitud superficial, anárquica e inconducente, sino de una rebeldía que refleja el conflicto progresivo entre los derechos individuales y el poder del Estado. Una rebeldía por las restricciones a la libertad y que pide poner límites al intervencionismo desatado, a la asfixia de los emprendedores, al imperio de la burocracia en salud, educación, trabajo, energía, medioambiente, etc. Una rebeldía frente a la norma que faculta a un agente de seguridad para desnudar a un pasajero y palparle el culo.

“¡Don’t touch my junk!”.  No es sólo un grito que reclama respeto a la intimidad: es una reacción de hastío y cólera que interpreta a millones de ciudadanos cansados de tanto “manoseo” y avasallamiento estatal  ARL

Ver videos:  http://www.youtube.com/watch?v=zYykxMupiT0&feature=related
                      http://www.youtube.com/watch?v=VUXlb12NBbY&feature=player_embedded