lunes, 14 de marzo de 2011

BALANCE PRIMER AÑO DE GOBIERNO

 
        Por Alfonso Ríos Larrain
        
        
         Con este título, la División de Estudios del Ministerio Secretaría General de la Presidencia (SEGPRES) elaboró un documento de 16 carillas que reseña los índices de crecimiento, empleo, seguridad ciudadana, educación, salud, pobreza, democracia y efectos del terremoto que presentaba Chile en marzo de 2010, y realiza un positivo balance de la legislación impulsada por el actual Gobierno en estas materias, su evolución y resultados. El balance da cuenta, además, de rebajas tributarias enfocadas a estimular la economía y el emprendimiento, y algunas iniciativas relacionadas con temas internacionales, derechos humanos y rescate de los mineros, incorporando un cuadro que coteja la eficacia legislativa del actual Gobierno con los cuatro gobiernos de la Concertación en igual período. Como desafíos para el segundo año, el informe anuncia la voluntad del Ejecutivo de “acelerar las reformas necesarias que apuren el tranco en nuestro camino al desarrollo”, “consolidar el liderazgo internacional alcanzado por el Presidente Piñera” y la necesidad de fortalecer e institucionalizar su relación con los partidos políticos que le apoyan. En las conclusiones, señala la “búsqueda de excelencia, el sentido de urgencia y el trabajo bien hecho” que inspira la gestión del actual Gobierno, y su compromiso con reformas políticas, económicas y sociales que perfilen “una centro-derecha moderna, alejada de los estereotipos tradicionales sobre el sector”.

El balance ratifica las alentadoras cifras de incremento del PIB (5.2% en 2010 y 6.4% a partir del segundo trimestre), exportaciones (21% real, descontado el cobre), inversión (23.9%) y empleo (470 mil puestos nuevos de trabajo; la mitad corresponde a empleos asalariados), resultados que consolidan la disciplina fiscal que caracteriza a Chile desde hace varias décadas y su vuelta a lugares de privilegio en los ranking internacionales de crecimiento y desarrollo. Estos buenos resultados económicos, junto al exitoso recate de los mineros, explican, a mi juicio, el liderazgo internacional que la SEGPRES adjudica al Presidente Piñera, atributo que procura consolidar el presente año.

El documento destaca otras reformas con buena acogida popular aunque no exentas de críticas, no por sus propósitos, sino por las desventajas colaterales que pueden ocasionar. Entre ellas, ciertas iniciativas orientadas a eliminar discriminaciones, combatir la pobreza, proteger a la mujer o resguardar el medioambiente. Otras, como la Ley sobre Calidad y Equidad de la Educación aprobada tras intensas negociaciones, múltiples desistimientos y acuerdos políticos que la desjarretaron, admitiendo, en todo caso, que el engendro resultó mejor de lo que había. La misma controversia tendrá lugar en la discusión de algunos proyectos sociales que la SEGPRES anuncia para este año, como el llamado “ingreso ético familiar”, diseñado para eliminar la extrema pobreza y cuya puesta en marcha está prevista para el próximo mes.

Un paréntesis. Rechazo cualquiera intervención del Estado -también de terceros, por empingorotados que sean- para evaluar, medir o calificar ‘la ética’ de un ingreso, sin importar el monto. Y lo repruebo, precisamente, por considerarlo una conducta anti-ética. Contrario sensu, tendría que admitir la facultad del Gobierno para evaluar ‘la ética’ de rentas, utilidades, ganancias o beneficios, aceptando que las regule a su arbitrio. La ética es una rama de la filosofía que estudia la moral, la virtud y el deber; una categoría para distinguir el bien del mal. ¿De dónde proviene la autoridad del legislador o del gobernante para definir ‘la ética’ de un determinado ingreso individual o familiar? ¿Quién le dio tal imperio? Pero, además, ¿cómo se determina? ¿Lo hace el Presidente o alguno de sus ministros según su propia moral y sus propias virtudes, o negocia “la ética” de tal ingreso con la moral y virtudes de parlamentarios que necesita para obtener mayorías? ¿Alguien dispone de algún dato objetivo para fijar “la ética” de un ingreso familiar? Obviamente nadie, pero a la demagogia y beatería reinante les pareció insuficiente el vocablo “mínimo” para rotular este proyecto, optando por un adjetivo grandilocuente y descontextualizado que lo sensibilizara. El tema no es baladí, porque la ambigüedad suele transformarse en anquilosamiento, apatía o desinterés, paralizando iniciativas que son necesarias de abordar. Las políticas públicas exigen consistencia y realismo. El combate a la pobreza no es excepción.

Sirva esta pausa admonitoria para prevenir al Gobierno de inercias cortoplacistas que lo alejan de su programa. Tenga presente que será evaluado por sus resultados, no por sus intenciones. Que el mérito consiste en prevalecer con sus propios valores y no en sobrevivir aclimatado en lo ajeno. Que el flirteo con el rival enfría a tus aliados. Que negociar implica ceder, pero no abdicar. Que es tan necesario ser eficiente en el día a día como proyectar esta contingencia al futuro. Que el "piso político" a que alude una ministra no es motivo suficiente para detener reformas que el país requiere con urgencia (flexibilidad laboral) y que, por el contrario, debe  jugarse a fondo para lograrlas, aún a costa de su popularidad.

         El año que comienza es una segunda oportunidad para que el Presidente y su gobierno muestren sus ideas, sin temor ni vacilaciones,  reiterando lo bueno y corrigiendo lo malo; segunda oportunidad para ejercer un liderazgo que trascienda a su mandato y transe sólo en aquello que no desvirtúe los valores permanentes e implícitos en el programa que ofreció a la ciudadanía. La tarea es difícil, pero nadie dijo que gobernar es sencillo. En todo caso, será mucho más arduo encontrar argumentos que expliquen la irrelevancia histórica de un Gobierno elegido para enmendar rumbos, mirando a la gente más que al adversario. Es preciso, entonces, retomar las ideas fundadoras de derecha, las de siempre, tantas veces olvidadas y tantas veces redimidas; las que tienen sustento en la naturaleza humana y no requieren motes campanudos ni charlatanería publicitaria para demostrar vigencia. Ahí están esas ideas, pocas pero contundentes: libertad, derechos individuales, propiedad privada, autonomía del ser humano, Estado subsidiario, restringido, pequeño y musculoso. Todos las conocen, especialmente el actual gobierno y el contingente de excelencia que lo conforma. La cuestión es inspirarse en ellas, reconocer su idoneidad y actuar en consecuencia. Es el balance que espero para el segundo año y para todos los que vienen ARL