jueves, 19 de mayo de 2011

"ARTS ET MÉTIERS": UN GRAN MUSEO

       Por Alfonso Ríos Larrain    
       
          Escribo desde París, primera etapa de un viaje que incluye tres países europeos. He visitado esta ciudad en varias oportunidades, pero no había dedicado al Conservatorio Nacional de Artes y Oficios ("Musée des Arts et Métiers") el tiempo que merece. Hoy lo hice en un recorrido de cuatro horas, interrumpido por un sandwich y una bebida en la cafetería emplazada sobre el patio adquinado del mismo museo.

          Durante las primeras horas, me uní a un grupo de escolares bretones monitoreados por una guía muy buenamoza que relataba la destrucción de la iglesia primitiva por la invasión normanda y la reconstrucción en el mismo lugar del monasterio Saint Martin des Champs ordenada por Enrique I en el siglo XI, guardando para él los terrenos circundantes... ¡Capricho de reyes!  Siglos más tarde, durante la Revolución y la sangrienta tiranía de Robespierre, el monasterio fue refugio de colecciones privadas muy valiosas cuyos dueños procuraban salvar del saqueo generalizado. Terminado el terror que laceró espiritual y materialmente a Francia, el abad Grégoire planeó la creación de un conservatorio de tecnología adyacente al monasterio: recicló máquinas, utensilios y maquetas, e incorporó las colecciones que Jacques Vaucanson había donado a Luis XVI en 1782. Consciente del inestimable patrimonio que tenía en sus manos, Grégoire dio forma a un museo con fines didácticos, estimulando todos los géneros de arte y oficios que consideró útiles para el reconstrucción y desarrollo de su país. La exposición de decenas de miles de objetos expuestos en salas acogedoras, ordenadas con sencillez y armonía, dan cuenta del ingenio y creatividad de artesanos, científicos y artistas cuyo talento fue, es y será siempre motor del progreso.

          Muchos objetos llamaron mi atención. La verdad, casi todos. Unos, por su complejidad o sofisticación que superan mis limitados conocimientos de algunas ciencias. Aunque suene a disculpa, recordé nuevamente la malla curricular obligatoria del Ministerio de Educación chileno que forzaba enseñanzas tan "prácticas" como empastar libros, fabricar lustrines o memorizar el aparato reproductor de moscas, ratones y guarisapos (en los colegios de niñas enseñaban a bordar y eran expertas en madejas y pespuntes), pero muy poco de arte y filosofía, arreglar una panne elemental de auto o aplicar primeros auxilios en caso de urgencia ¿Habrá algún cambio positivo desde entonces? Me temo que muy pocos. Otros, por la época en que dichos objetos fueron concebidos, demostrando una vez más que el desarrollo de la humanidad es consustancial al individuo: remolón cuando se coartan sus derechos fundamentales y prolífero cuando tiene libertad. Un buen ejemplo de que la fuerza puede dilatar el progreso pero jamás detenerlo es el "eppur si muove" ("y sin embargo se mueve") murmurado entredientes por Galileo, luego de ser forzado por la Inquisición  para que  abjurara  de  sus  teorías acerca del movimiento de la tierra, amenazándolo con torturas y cadena perpetua. La ciencia demostró que las amenazas irracionales postergan el conocimiento de la verdad, pero no la cambian. 

          Pero lo más conmovedor en este museo es la exaltación implícita de la mente humana, de la razón, la inteligencia, la capacidad indómita del hombre para crear belleza, bienestar y acceder a mayores grados de felicidad. La mayoría de los objetos están expuestos en progresión histórica encadenada con la génesis, perfeccionamiento y actualización del invento científico, artístico o tecnológico pertinente. El péndulo que León Foucault construyó para demostrar la evidencia de la rotación de la Tierra (1851), cuya esfera oscila inagotable en la iglesia Saint Martin des Champs, es todo un símbolo del museo: siglos de luces y de sombras, de tiranía y libertad; de pobreza, resignación y grandeza. Cuentan que un niño, al observar la esfera que iba y venía, intentó detenerla con sus manos. Le advirtieron que no podía hacerlo. Inocente, el infante retrucó: "¡Entonces que lo haga un grande!". ¿Seremos capaces los adultos de alejar esta esfera de la esclavitud y que el péndulo oscile entre polos de libertad?  ARL