jueves, 3 de febrero de 2011

LA PATUDEZ DE NAVARRO

Por Alfonso Ríos Larrain

Me refiero al senador Alejandro Navarro y no a Andrés, destacado empresario y buen amigo del Presidente Piñera, con quien comparte la propiedad de aquel helicóptero que conocieron abruptamente los vecinos de Quilicura Bajo, una localidad de la Octava Región cercana a Cobquecura. Hago esta introducción porque sea quien fuere el conductor de aquella nave, Andrés Navarro ha demostrado una lealtad inquebrantable con su amigo Sebastián, arriesgando incluso nuevas sanciones que perjudican su hoja de vida como piloto. Y la lealtad es una virtud bien escasa en nuestros días, especialmente en la actividad pública donde las encuestas y el oportunismo predominan sobre la fidelidad a los principios. En cambio Alejandro, el senador, tiene un nutrido prontuario que revela una conducta política llena de felonías y deserciones. Hay, pues, una gran diferencia deontológica entre ambos Navarro.

No conozco al senador Navarro, pero en mi correo electrónico recibo los comunicados que él emite periódicamente por Internet. Hoy informa su “asombro y molestia por las declaraciones de la intendenta del Bío-Bío, Jacqueline Van Rysselberghe, por haberle mentido al gobierno para obtener beneficios a un sector privilegiado y regalón en la construcción de viviendas de mejor calidad y mayor amplitud de las que se levantarán para los afectados por el terremoto”. Agrega que “el Estado no puede discriminar… y que debe aplicar la misma flexibilidad en la presentación de documentos exigidos para obtener tal beneficio” y acompaña videos con dichos de la intendenta ante la Junta de Vecinos de la población supuestamente favorecida. El senador parece muy preocupado de la “discriminación” que socorre a comunidades que le son electoralmente adversas (“exigimos al Gobierno y al Presidente Piñera que no discrimine a sectores como Centinela en Talcahuano, Villa Futuro en Chiguayante...", etc.). Obvio. En su estructura moral, el eventual engaño que prologa esta denuncia es sólo un bichero para obtener ventajas proselitistas y desprestigiar a una mujer que lo supera en todo sentido, incluso donde más le duele: rectitud y popularidad.

El episodio rememora la antigua paradoja del ladrón detrás del juez. No olvido los insistentes requerimientos al senador Navarro -entonces diputado- para que cancelara su deuda contraída por el crédito fiscal que le fuere concedido como estudiante universitario; el plagio a Wikipedia en sus mociones de ley sobre nanotecnología, semillas transgénicas y regulación de grupos mercenarios, proyectos en los que incluso fue incapaz de corregir faltas de ortografía elementales; o su participación en movilizaciones convocadas por la CUT, desautorizadas e ilegales, en las que ejerció influencia indebida ante las fuerzas policiales y agredió a efectivos de carabineros, todo lo cual fue registrado por la televisión, incluido el bastonazo retráctil que recibió como respuesta. Y como no quiero involucrarme en corrales ajenos, dejo que los socialistas califiquen la coherencia y lealtad de este militante que aprovechó la estructura partidaria para convertirse en senador y, ya electo, sin mediar conflictos doctrinarios, renuncia a su partido movido exclusivamente por una delirante avidez de ser candidato presidencial. En otras palabras, un patudo.

Es fácil imaginar cuánto incomoda que Jacqueline Van Rysselberghe tenga los altísimos grados de simpatía y aprobación popular registrados en todas sus elecciones como alcaldesa de Concepción, tradicional reducto de izquierda. La situación desagrada, además, a sectores minoritarios de derecha que no toleran protagonismos tan acentuados, menos aún si tienen rostro de mujer.  Espero que el síndrome no afecte al gobierno y, especialmente, al Presidente de la República, cuya  obligación es evaluar a sus colaboradores, resistir presiones vengan de donde vinieren y anteponer el bien del país a cualquier otro interés, fueren de partidarios o de oposición. En este caso, los méritos de la Intendenta y la categoría del denunciante son buenos antecedentes para no equivocarse    ARL             

1 comentario:

  1. lealtad es levantar falso testimonio, desobedecer la ley y mentir?

    Con razon este pais es un nido de ladrones. Desde la polar hacia abajo.

    Estimado Kaiser. Este tipo de cosas no se ven en un pais que no sea tan semifeudal como este. Yo sin lugar a dudas creo que es el catolicismo.

    Este tipo de culto sin tapujos al engaño no se ve en una pais anglosajon protestante.

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