martes, 23 de noviembre de 2010

TIEMPO Y PACIENCIA

Por Fernando Larrañaga

Nota del editor:
Con motivo de la ocupación ilegal de una planta de gas en Neuquén (Argentina) hecha por miembros de la comunidad mapuche Gelay Ko, el ciudadano argentino Carlos Belgrano envió un correo informando la situación, agregando el siguiente comentario: “Esto de los pueblos originarios nos va a traer cola: o cambiamos la política o vamos a perder la tierra. Ellos aducen la titularidad de las tierras como pueblo originario ¿Qué hacemos?”. A continuación, editamos la respuesta de uno de los receptores de este correo, el empresario chileno Fernando Larrañaga.
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Estimado Carlos:

Soy chileno. No te conozco, pero he recibido tu email que me toca en lo más profundo. En Chile pasa lo mismo. También ocurre en Sudáfrica con los zulúes, en Australia y en todas las democracias donde hay pueblos originarios que obtienen impunidad gracias a la tolerancia de gobiernos ávidos de votos.

Preguntas ¿qué hacemos? Para mí es fácil. Es sólo cuestión de TIEMPO y un poco de PACIENCIA. Me explico.

1) Lo que pasa en Neuquén con la “toma” de la Planta de Gas Anticlinal  no sucede sólo en Argentina; ocurre en todos los países con gobiernos socialistas: paciencia y tiempo.

2) Esos gobiernos son siempre más generosos con los recursos fiscales que los de gobiernos de derecha: sólo tiempo.

3) Como los países democráticos y sus constituciones -independiente del tipo de gobierno que tengan- no aceptan, en principio, el despojo, pero sí la expropiación compensada, mientras gobiernen los socialistas hay que fomentar ese tipo de expropiaciones: paciencia y tiempo.

4) Está comprobado, en general, que los pueblos originarios son muy tradicionales y muy originarios, por lo que se interesan en sectores rurales representativos de su origen y no reivindican derechos de propiedad -digamos- en barrios tipo La Recoleta de Buenos Aires. Por lo tanto, los habitantes "no originarios" de las áreas rurales, luego de ser expropiados y compensados por el todopoderoso Estado Socialista, se trasladarán a sectores urbanos como La Recoleta, solución que deberían aceptar gustosos: tiempo y algo de paciencia. 

5) Este impacto de migración, a salvo ya de reivindicaciones originarias, producirá una importante presión demográfica en las ciudades. Los precios de la propiedad urbana se irán a las nubes y, con ello, el enriquecimiento de sus propietarios: paciencia, pero no mucho tiempo.

6) En el intertanto, las áreas rurales en manos de sus reivindicados  pueblos originarios, dejarán de producir o disminuirán su productividad a niveles de subsistencia de sus reivindicados y únicos habitantes (no más de 10 habitantes por cada 10 mil hectáreas, tres vacas y dos corderos…). Y por tener esos pueblos originarios -sean americanos o australianos, asiáticos o africanos, caucásicos o amarillos, moros o cristianos- un común amor por el dinero fácil, la flojera, el socialismo y la vagancia, a muy poco andar venderán sus propiedades originarias a bajos precios, incluso más barato que el valor expropiatorio recibido por sus antiguos dueños: sólo cuestión de tiempo.  

7) Los expropiados-compensados recomprarán “a huevo” y con los márgenes descritos las mismas tierras que tenían antes, pero ahora totalmente saneadas, "democrática" y legalmente adquiridas. Entonces, los reivindicados pueblos originarios, al ser ahora originarios vendedores, no podrán optar a una nueva reivindicación originaria: tiempo y paciencia.

8) Los expropiados-compensados recuperarán su esencia agraria. Volverán a sus tierras para explotarlas como corresponde y enriquecerse como es debido. Pero ante el natural temor de que la historia se repita, mantendrán sus propiedades en el barrio La Recoleta, sin venderlas, evitando así que disminuya su valor, cuestión, por cierto, que nadie desea. Y como lo anterior es un hecho probado, no necesitas tiempo ni paciencia.

9) Como después de todo esto los gobiernos socialistas tendrán pocos recursos para despilfarrar, no obtendrán más votos... hasta que los gobiernos de derecha que les sucedan vuelvan a llenar las arcas fiscales: tiempo, pero se acaba la paciencia.

Pero como no vivimos tantos años, actuemos ahora y rápido: apoyemos a los socialistas en su generosidad y comprensión humanitaria hacia los pueblos originarios  para que la expropiación compensada fluya con rapidez y que los nueve (9) pasos anteriores den los enormes beneficios que señalo en este desarrollo. Tiempo y paciencia son cruciales para lograr estos magníficos resultados.

Estimado Carlos: No vayas contra la corriente ni te opongas a los tiempos. Ten sabiduría y un poco de paciencia.

Afectuosamente,
Fernando (de Chile)