miércoles, 12 de enero de 2011

LA MEMORIA DE HALES

          Por Alfonso Ríos Larrain

Bien graneado el panel y la asistencia que consiguió el diputado Patricio Hales para la presentación de su libro “¿El perdón sin memoria? Respuesta a un General”. El boletín de la Cámara de Diputados informa hoy la concurrencia de parlamentarios de casi todas las bancadas, salvo democristianos y comunistas (¿no calificaron?), ministros de Estado, embajadores, clérigos y hasta un juez de la Suprema. ¡Felicitaciones! Con esta convocatoria, Patricio Hales ha ganado el título de Mejor Compañero entre sus pares, preámbulo de su candidatura al Premio Nobel de la Paz. ¿Por qué no? Chile nunca tuvo personas o instituciones dignas de tal reconocimiento, salvo la pretensión fallida hace algunos años de postular a la Vicaría de la Solidaridad.
Imagínese a Patricio Hales Dib postulando al Nobel de la Paz. Merecimientos no le faltan: ex alumno de los Padres Franceses de Manquehue, un encopetado colegio cota 1.000 de Vitacura; cadete de la Escuela Militar; miembro del Comité Central de la Juventudes Comunistas y vocero oficial de ese partido; actual diputado de izquierda; y ahora, como si fuera poco, reconocido escritor. No tengo dudas: ¡arrasa! Es la personificación misma del sosiego, reposo, armonía y concordia, y tiene más pedigree que el propio Barack Obama, aún absorto y en estado de shock por el impacto que le produjo obtener tal galardón. Y si le faltare acreditar algún milagro para subir a los altares, ahí están los testimonios de algunos contritos adversarios suyos como Alberto Cardemil, Patricio Melero y Cristián Mönckeberg -sin olvidar, por cierto, al compungido ex Comandante en Jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre- que ven reencarnada en él a la dulce sor Teresa de Calcuta.
Cuando el buen Pato esté vestido de riguroso frac frente al Comité Nobel del Parlamento Noruego, segundos antes de ser condecorado, pocos recordarán que fue alto dirigente del Partido Comunista y, como tal, estuvo dispuesto a matar chilenos o a que sus “compañeros” lo hicieran; que siguió las directrices políticas de su “hermano mayor” la Unión Soviética, gobernada por los genocidas más fecundos de la historia; y que a pesar de proclamar simpatías por los militares, califica de “lamebotas y chupafusiles” al diputado Jorge Ulloa, colega suyo y correligionario de uno de los panelistas que ayer presentaron su libro.
Sí, aunque le parezca raro, este es el individuo que ahora ofrece “perdón con memoria”. El problema es que yo, como jugador de bridge, mantengo muy activa mi memoria -la inmediata y la lejana-, conozco mi país y también su historia, e identifico a varios de sus protagonistas. Cometo muchos errores (¡que lo digan mis partner!), pero evito jugar con adversarios que marcan sus cartas, las barajan con maña o cambian las reglas de competencia.
Gracias, diputado Hales, por su magnanimidad de ofrecer perdón a quienes infirieron daño a sus compañeros de lucha, pero comience por solicitarlo en favor suyo. Hay millones de deudos en todo el mundo que esperan esta solicitud. Reconozco que es arduo el trabajo que tiene por delante, pero un viejo conocido suyo, el diputado comunista Lautaro Carmona, puede aportar varios antecedentes. Terminada la tarea podemos sentarnos a conversar ARL

No hay comentarios:

Publicar un comentario