martes, 15 de marzo de 2011

COLETAZOS DEL BALANCE

Nota del editor: El abogado Felipe Ríos Larrain, residente en España, nos hizo llegar el siguiente comentario del artículo “Balance Primer Año de Gobierno publicado ayer en TRASTIENDA:

“Muy buen análisis.

En cuanto al “ingreso ético familiar”, le llaman así porque en Occidente vivimos en la sociedad del eufemismo, donde la realidad se disfraza para que parezca algo distinto de lo que es. ¿Por qué le llaman amor si quieren decir sexo?, se preguntaba Woody Allen. Pues aquí lo mismo: se denomina ético a un subsidio familiar impuesto coactivamente a todos los ciudadanos y que si fuera voluntariamente aceptado por éstos, en román paladino se denominaría “caridad”. Pero esta  es  una  palabra  vergonzante  cuyo  uso  está  restringido  a señoras que entre sus té-canastas y parloteos sobre refajos y miriñaques, dedican algunas migajas de su tiempo y de su dinero a los pobres.

Lo grave es que al llamarlo “ingreso ético” se está transmitiendo la idea de que todo ser humano tiene derecho a que los demás le den el sustento a cambio de nada, ni siquiera del agradecimiento de parte del subsidiado, aunque el político que legisla esta coacción sí espera ser retribuido mediante el voto que le permite mantenerse en el poder. Así, lo que por naturaleza es voluntario y constituye una virtud -llámese fraternidad, solidaridad o caridad- ha derivado, por obra y gracia de políticos y falsos moralistas, en una suerte de derecho-obligación carente de todo fundamento ético o moral pero que muy pocos discuten, bien porque de esta forma limpian su "mala conciencia" por gozar de una situación económica desahogada, bien porque creen que así acallan y quitan de las calles a las hordas de indigentes. Mala pedagogía.

Felipe Ríos Larrain"

1 comentario:

  1. Es simplemente un impuesto negativo. No tiene nada de malo. Es una política que siempre ha sido de nuestro sector.

    Ver lo siguiente:

    IMPUESTO NEGATIVO
    En las sociedades industriales tiende a aumentar la separación de los impuestos. La progresión del impuesto directo no ha podido poner fin a las disparidades. Las políticas de transferencias sociales han dado algunos resultados, pero han permanecido muy lejos de lograr una justa distribución de los recursos. Al mismo tiempo, dentro del marco de las políticas de inspiración keynesiana, el Estado benefactor (Welfare State) se convierte en el maestro supremo del juego social: regulariza, orienta, corrige y compensa. De aquí proviene la idea de que podría garantizar un ingreso
    mínimo a todos los ciudadanos, trabajen o no. Los más desposeídos no sólo se beneficiarían de la exención fiscal, sino que recibirían una vivienda cuyo coste sería inversamente proporcional al ingreso (impuesto negativo).
    La creación del impuesto negativo fue propuesta por vez primera en los Estados Unidos por Milton Friedman (economista cuyas posiciones teóricas se oponen abiertamente a los conceptos de corrección social y de intervención del Estado). Portavoz de la escuela de Chicago, animador de la corriente neoliberal y adepto de la descentralización de las decisiones económicas a través del mercado, Milton Friedman no es partidario, sin embargo, del tradicional "laissez-faire" postulado por los primeros liberales. Friedman acepta hasta ciertos límites la intervención de los poderes públicos, pero bajo determinadas condiciones y según una cronología específica que permitan salvaguardar los mecanismos liberales.
    3 Al considerar que el juego de las fuerzas económicas en los Estados Unidos es generador de desigualdades y que, con mucho, la protección social de los ciudadanos resulta insuficiente, Friedman propone reemplazar los programas sociales, que para él carecen de dinamismo, por la garantía de un ingreso mínimo. El Partido demócrata se interesó por este proyecto, pero una mayoría de senadores y una considerable fracción de la opinión pública se opusieron bajo el pretexto de que constituiría una incitación a la pereza. En Gran Bretaña, el gobierno conservador de Edward Heath estableció el Tax Credit System dentro de un plan de reforma de los impuestos directos y de las asignaciones familiares, y previo la entrega a los interesados de una asignación mínima, determinada por un conjunto de criterios. En Francia, un grupo de trabajo animado por uno de los principales colaboradores del presidente Giscard d’Estaing, Lionei Stoleru, está estudiando la cuestión.
    La ventaja que algunos expertos atribuyen al impuesto negativo radica en su simplicidad, siendo el documento básico la declaración fiscal. Esta simplificación administrativa se nutre de una mayor igualdad en el plano social, ya que se fundamenta en elementos controlables. La primera dificultad que debe superarse se refiere a la determinación del umbral de pobreza a partir del cual el Estado procederá a la entrega de fondos, teniendo en cuenta el nivel de recursos alcanzado por la familia en cuestión.
    El segundo problema que se plantea reside en saber si este sistema será comprendido por los no asalariados, cuyos ingresos no siempre se conocen con exactitud. Por último, algunos adversarios del impuesto negativo sostienen que no debe ser financiado por un nuevo impuesto a las empresas (ya sumamente gravadas, según ellos).

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