lunes, 15 de noviembre de 2010

LAS ADVERTENCIAS DE GUY SORMAN

Por Alfonso Ríos Larrain


Se dice que los economistas son buenos para explicar las crisis y malos para prevenirlas. Aunque la afirmación parece efectista, la estimo injusta y equivocada. Es injusta, porque el aporte de los economistas liberales ha sido preponderante en el desarrollo de la humanidad, adhiriendo racionalmente a filosofías que responden a la naturaleza del hombre, a su libertad individual y progreso. Y es equivocada, porque la ciencia económica se basa, o debe fundamentarse, en las leyes de la acción humana -lo que Von Mises denomina praxeología- que están impresas en nuestra naturaleza y no pueden ser arbitrariamente alteradas.  Los economistas conocen el riesgo de crisis que conlleva la restricción o manipulación de estas leyes. Y si algunos callan no es por incapacidad o ignorancia: se debe a inclinaciones ideológicas u objetivos que procuran réditos personales, políticos o sociales de corto plazo.

Bastante agua ha corrido bajo el puente desde que Guy Sorman publicó “La solución liberal" (1984). El economista francés que acaba de visitar Chile -filósofo, periodista y autor de una treintena de libros- abogaba por un capitalismo moderno para hacer frente al socialismo: “De nada sirve criticar a la izquierda: hay que reemplazarla. Pero es esencial ejercer sobre la derecha una presión ideológica permanente para impedir que vuelva a caer en el compromiso con el social-estatismo”, advertía hace 26 años.

El adversario de entonces fue políticamente derrotado y cambió de color. Ya no viste de rojo sino de verde, presume de progresista, habla de ambientalismo, calentamiento global y descubrió los derechos humanos. Pero su alma es la misma: sigue siendo estatista, desdeña el mercado, el emprendimiento y la riqueza; no cree en la libertad económica, ni en los derechos individuales. Es lo que Sorman advierte en “El Progreso y sus enemigos”.

Sabemos qué pretende el camaleón socialista, dónde se oculta y cómo atacarlo. Para actuar no es necesario “refundar” la derecha, buscarle apellidos rimbombantes o aplicar cosmetología para mimetizarla con el adversario. Sus ideas fundadoras -la libertad económica entre ellas- no son el resultado de experiencias de laboratorio, conclusiones de algún brainstorming o "modelos" consensuados en votos políticos de asambleas. Responden, simplemente, a la naturaleza humana y al imperativo racional del hombre por sobrevivir y ser feliz.

          Recordemos a Friedrich Von Hayek: “Ninguna persona ni gobierno alguno decidió jamás imponer un sistema al que llamase arbitrariamente ‘economía liberal’. Permanecemos en ella porque constatamos que es el único medio de escapar a la escasez” ARL

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