sábado, 10 de septiembre de 2011

LAS TORRES SIGUEN CAYENDO

     Por Alfonso Ríos Larrain


"Soy estadounidense por elección y convicción. Vine al mundo en Europa, pero emigré a los Estados Unidos porque en este país me sentiría libre para escribir. Cambié el más bello atardecer del mundo en San Petersburgo, Rusia, por la silueta de Nueva York y su línea de horizonte (skyline). Es un monumento de esplendor al que pirámides o palacios jamás podrán igualar, ni siquiera aproximarse, aunque sólo puedan verse sus formas y la mente de quienes las hicieron. La gente habla de peregrinaciones para visitar agujeros infectos en la jungla, templos en ruina u homenajear a un monstruo barrigón construído en piedra por algún salvaje leproso. ¿Es genio y belleza lo que quieren ver? ¿Un sentido de lo sublime? Dejadles que vengan a Nueva York, que paseen por las orillas del Hudson, miren y se pongan de rodillas". 
(Ayn Rand, 1905-1982)


          Ayn Rand había muerto cuando las Torres Gemelas sucumbieron al ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, pero intuyó el peligro que acechaba: "Cuando asomo a mi ventana no pienso en lo pequeña que soy; siento que si una guerra amenazara a Nueva York me arrojaría al espacio y protegería esta ciudad y sus edificios con mi cuerpo", declaró al comentar su novela "The Fountainhead" ("El Manantial", 1943). Advirtió, además, que los enemigos de los Estados Unidos de América no buscan su riqueza, sino destruirla; no buscan su libertad, sino abolirla; no aspiran a tener un lugar en la mesa de negociaciones, sino a destrozar la mesa; no anhelan su forma de vida, sino su muerte; no reprueban al ciudadano estadounidense por sus pecados, sino por sus virtudes; no los denuncian por los McDonalds, los bluejeans o la Cocacola, sino por la envidia que les genera su genio productivo, el espíritu de mujeres y hombres capaces de investigar y de emprender; de crear mejores trabajos, ofrecer salarios dignos, bienes más baratos y hacer fortuna. En definitiva, odian al individuo y todo aquello que aliente una sociedad libre, donde la vigencia de los derechos fundamentales no dependan del voto. La regla de la "mayoría ilimitada" que busca satisfacer los deseos de la muchedumbre, sin evaluar su racionalidad y justicia, es el preámbulo de la tiranía.
 
          La abundancia de los Estados Unidos no fue creada por sacrificios públicos para servir el "bien colectivo", sino por el genio de hombres y mujeres libres que siguieron sus propios intereses y su propia felicidad. En su afán, fueron respaldados por políticos dispuestos a corregir prácticas que vulneraban la igualdad ante la ley (esclavitud, privilegios, proteccionismo) y consensuaron una Constitución que ponía límites al poder del gobierno, garantizando la vida, la libertad, la propiedad y el respeto a todos los ciudadanos. Y en menos de un siglo, Estados Unidos se transformó en la primera potencia mundial.
 
          Pero las cosas cambiaron. La superpotencia adormeció y comenzó a ceder, a transigir y negociar más de lo prudente y necesario. Parecía sentir vergüenza de sí misma e incapaz de mantener el liderazgo en un mundo opuesto a los valores que sustentaban su grandeza. Algunos pensamos que el "September Eleven" despertaría al gigante y volvería a sus raíces, procediendo a ordenar su casa y recuperar su esplendor. Vanas esperanzas.

          Al cumplirse 1o años del brutal ataque terrorista, las torres siguen cayendo. No se trata de rascacielos erguidos en Nueva York, Chicago, Boston o Los Ángeles, aunque los criminales los tengan en su mira. Tampoco de agresiones al Pentágono o a la Casa Blanca. La embestida es a las torres que los estadounidenses construyeron con materiales sólidos, pero olvidaron mantenerlas. La libertad, el autoestima, el respeto al individuo -como las tuberías, el estuco o la pintura para un edificio- son elementos indispensables para mantener una sociedad altiva, orgullosa y dispuesta a proclamar y defender sus valores, su jurisdicción y poderío. Pero la realidad indica que de poco ha servido la tragedia 9/11 para impedir que las torres del mundo libre sigan cayendo.   ARL

miércoles, 7 de septiembre de 2011

LAS CONGOJAS DE DON JUAN


Nota del Editor:
El título es mera coincidencia con la obra de teatro del abogado y dramaturgo costarricense, Alfonso Rodríguez Martínez. No se trata, pues, de las tribulaciones de don Juan Tenorio, sino de las congojas de don Juan Céspedes, confidente de nuestro colaborador Fernando Larrañaga.
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          Hoy me llamó don Juan Céspedes, aquel chileno de clase media cuya experiencia relaté en este blog hace dos meses:

               http://trastienda-arl.blogspot.com/2011_07_05_archive.html
                
          "El domingo en la noche -comenzó don Juan- ví la entrevista a don Piñera en el programa 'Tolerancia Cero'. Me gustó porque lo sentí como más humilde, aceptando con angustia que le faltaban muchas cosas por hacer, que los chilenos esperaban más de él y que no había podido cumplirles a pesar de sus intentos. No sentí pena porque el hombre mostró entusiasmo y optimismo para alcanzar sus metas.

          "Por ahí me enteré que don Piñera es un entusiasta jugador de cartas y un buen apostador, a lo Steve McQueen y Edward G. Robinson en la película 'El Gran Desafío'... ¿Se acuerda? Ahora apostó por los estudiantes y parece que les resolverá la situación, no sin antes medir sus fuerzas, negociar con ellos y ceder en casi todas sus demandas. De paso, aliviará un problema económico a los padres porque el estudio de los cabros se ha transformado en una mochila bien pesada para nosotros. En todo caso, este arreglo costará muy caro al país y sólo el tiempo evaluará sus resultados".


         Seguí oyendo a don Juan porque hablaba del Presidente. Me había contado que votó por él y deseaba conocer los motivos de tal simpatía.
       
        "El mejor momento de la entrevista fue cuando dijo que estaba preocupado por hacer de Chile un país donde se respete a los ciudadanos, donde no haya abusos como el de La Polar. Y por eso lo llamo, don Fernando, para recordarle lo que hablamos el día en que yo esperaba el Transantiago y le expresé toda esa rabia acumulada que me vino a la mente mientras pasaban las horas sin poder tomar el bus para llegar a mi trabajo en la mañana y volver a mi casa en la tarde. No quiero reiterar mi molestia por la falta de respeto que vivo todos los días y la indefensión en que me encuentro, pero tuve una grata sorpresa cuando a los pocos días de hablar con usted el Presidente nombró ministro a don Pablo Longueira y este caballero, no más jurar, habló y tomó algunas medidas sobre los mismos temas. Para mí fue como una luz al final del túnel, ¿me entiende? Y ahora pregunto: ¿por qué es tan complicado borrar de un plumazo tantas aberraciones? ¿Por qué tanta necesidad de ley y consultas al Parlamento si un ministro, a pocas horas de asumir el cargo, da un par de golpes en la mesa y miles de chilenos que habían repactado sus deudas con casas comerciales salen del Dicom, instruye el 'pronto pago' a las Pymes proveedoras del Estado y reactiva el Sernac Financiero para proteger nuestros derechos como consumidores? Si pudo hacerlo don Longueira, también puede hacerlo el Presidente, ¿o no? ¿Quién es el jefazo? ¡Don Seba, po iñor! ¡Si pa' eso lo elegimos!

        "Perdone que le quite unos minutos, don Fernando, pero poniéndome educado quiero agregar lo siguiente:

- "¿Hasta cuándo pensamos que en Chile somos todos ladrones? Las leyes se hacen pensando en que somos un país de pillos ¿A dónde conduce esta mentalidad? En la Concertación inventaron que hasta para suscribir una carta hay que poner la huella digital al lado de la firma. Parecemos todos prontuariados y no se confía ni en los notarios ¿Se da cuenta del atentado que esto significa para la dignidad de las personas? Somos el único país del mundo con esta modalidad que 'los concertas' habrán copiado de la Unión Soviética, digo yo. Y como se presume que todos los chilenos somos ladrones, métale más superintendencias y más fiscalizadores que pagan todos los chilenos; o sea, todos los ladrones. Ahora don Piñera quiere una Superintendencia de Educación ¡Hasta cuándo! Si los frescos quieren saltarse las leyes y hacer mal uso de los recursos de todos los chilenos, sobran los inspectores pagados. Toititos los chilenos los vamos a denunciar y después que los procese la justicia... con jueces serios, claro está.

- "¿Hasta cuándo vamos a aceptar que las empresas que venden servicios públicos de sobrevivencia -agua, luz, teléfono, TAG, etc- cobren las cuentas sin siquiera mandarlas por correo y, luego, apliquen multas e intereses, corten el servicio sin importarles el motivo y, además, nos pongan en Dicom, una empresa privada que cobra por publicar deudores que ni la misma justicia ha definido como tales? La verdad, don Fernando, no tenemos cómo defendernos. Y si queremos alegar por algún cobro indebido debemos pedir permiso para ausentarnos del trabajo a cuenta de vacaciones, esperar varias horas para ser atendidos en las ventanillas de reclamo y otros tantos días más para que nos notifiquen el rutinario ´no ha lugar´ a nuestra petición. No corresponde, digo yo, porque en un verdadero estado de derecho esto se resuelve en los tribunales y no por la voluntad de un funcionario público o de una empresa. Este es un atropello más a los derechos ciudadanos que el Presidente puede y debe eliminar de un plumazo.

- "¿Qué derecho tengo como ciudadano para demandar al Estado de Chile por haberme quitado la movilización colectiva e inventar el millonario negocio del Transanstiago? ¡Ninguno, don Fernando! Entonces, a esperar durante horas la porquería de servicio que inventó el señor Lagos desde su escritorio y a puertas cerradas, y que puso en ejecución la señora Bachelet... aunque no le 'tincaba'.

- "¿Y qué me dice del poder que tienen las municipalidades? Ahora me cuentan que no sólo tendrán la facultad de cursar infracciones y cobrarlas, sino que, además, seremos juzgados por funcionarios municipales con atribuciones, incluso, de apercibir bajo arresto a los presuntos infractores que no acudan a la primera citación ¿Qué estado de derecho es éste? ¿Es forma de respetar al ciudadano? Estamos muy mal, don Fernando, con excepción de los poderosos; no los ricos, sino los poderosos.

         "Tengo una idea que usted puede hacer llegar a don Piñera. Dígale que ahorre plata en tantas superintendencias y fiscalizaciones y haga una ley que otorgue recursos para que el ciudadano común pueda defenderse de estas arbitrariedades. Con esa plata -un 'voucher' dirían los técnicos- contrataríamos abogados para demandar a cuanto fresco quiera abusar de nosotros o faltarnos el respeto. Le aseguro que el Congreso Nacional enterito aprobará esta iniciativa, sea por convencimiento o por temor al electorado, y el Fisco ahorrará la mitad de lo que hoy gasta en la maraña burocrática de fiscalizadores que ni siquiera hacen bien la pega.

       "Podría señalar otros ejemplos pero no quiero aburrirlo. Lo importante es recuperar el principio de que el Estado tiene como misión fundamental proteger los derechos ciudadanos y reprimir a quien los vulnere en cualquiera forma, fuere del sector público o del privado. A mi me gustan las personas que lo hacen bien y ganan plata; lo mismo corre para el Estado. Para eso pagamos los servicios que recibimos. Y, gracias a Dios, Chile está sanito, como dice el señor de Gregorio del Banco Central.

       "Un último encargo, don Fernando. Si habla con don Piñera pídale que por favor explique -ojalá por cadena nacional- qué cosa son 'las primarias' y por qué tanto alboroto con este asunto. Al menos nosotros, en nuestra comuna, no sabemos qué significa, pero suponemos que si él lanzó esta idea con tanto revuelo debe ser algo super importante para el país".
      
       Le dije que las 'Primaries' o elecciones primarias funcionan en los Estados  Unidos de América desde la época del Presidente Teodoro Roosevelt y, más reciente, en países tan relevantes como Armenia, Ecuador y Costa Rica, pero que desconocía en detalle la incorporación de este sistema al régimen electoral chileno. Don Juan, riéndose, acotó: "Pero si acá, en Chile, ni el dólar funciona bien. Imagínese cómo será la cosa con esta invención de los gringos...". Me impresiona la pícara sabiduría de don Juan Céspedes y lo difícil que resulta emborracharle la perdiz.
         
       Me despedí prometiéndole transmitir su ferviente recado al Presidente, un ciudadano con autoridad y poder suficientes para solucionar estos simples problemas que agobian a don Juan y a la inmensa mayoría de los chilenos. Démosle ánimo para iniciar la tarea. Don Piñera lo necesita y Chile también.

              
                        Fernando Larrañaga L.








sábado, 27 de agosto de 2011

FORO REPUBLICANO: REORDENANDO LAS IDEAS


      Por ALFONSO RÍOS LARRAIN
      
         Hoy asistí al lanzamiento de Foro Republicano, referente de discusión política que busca influir en Chile  desde una concepción iusnaturalista del ser humano: "Un proyecto que centra su acción en  las virtudes personales, en las posibilidades que tienen las personas de alcanzar un creciente grado de humanidad y puedan acceder a los beneficios del desarrollo, sin importar su grupo social ni su condición económica, su grado de cultura formal o su participación en la democracia. Son las virtudes cardinales (justicia, prudencia, fortaleza y templanza) y otras de especial trascendencia social: laboriosidad, lealtad, responsabilidad, veracidad, etc.", dice la convocatoria.

        Una de las raíces fundacionales de Foro Republicano es el libro "Hacia un Nuevo Paradigma Sociopolítico" (2010) del ingeniero y empresario Sebastián Burr. Se trata de un ensayo de 600 páginas que indaga las causas del descontento social que vive Occidente y sugiere un nuevo orden sociopolítico con propuestas que incluyen un giro radical en la educación, transformaciones en el trato laboral, fortalecimiento de la familia e integración conceptual y operativa de todas las dimensiones humanas porque, dice el autor, "todos deseamos autosuficiencia en el plano intelectual, práctico, emocional y societario... ciertamente inspirado por Dios".

          Los medios de prensa chilenos, sin tener claro sus propósitos (yo sólo los sospechaba),  asemejaron este foro al Tea Party, actor relevante de la actual política estadounidense. Es cierto que hay algunas similitudes (súbita aparición, estructura descentralizada, liderazgo compartido, preeminencia del individuo sobre el Estado, solvencia fiscal), pero también hay diferencias, especialmente en la amplitud y prioridad de los temas que abordan: el Tea Party es un movimiento formado por una constelación de grupos locales unidos por su oposición a la agenda de Obama -temen que si el Presidente triunfa debilitará los principios fundamentales que sustentan la grandeza de los Estados Unidos de América-, mientras en su interior conviven posiciones divergentes en cuestiones morales como el aborto y el matrimonio gay. La propuesta de Foro Republicano es más pretenciosa: "De lo que se trata -dicen sus promotores- es de procurar un Chile humanizado, algo más de fondo que un país desarrollado. No un país para las estadísticas, para los gráficos o el ranking. Un país que sea paciente consigo mismo, pero que no acepte su mediocridad". Y en esa ruta, promueve la defensa de la familia como base de la organización social, anterior al Estado; rechaza el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo; propone nuevas formas de elegir a las autoridades y la necesidad de volver a hablar sin temor de los ideales, de los máximos posibles, de lo que puede y debe hacerse, explicando sus ventajas.

          Interesante iniciativa que deberá señalar sus metas de corto, mediano y largo plazo. Estimo también necesario que aclare posiciones doctrinarias en conceptos relevantes, algunos de los cuales referí en mi intervención. Transcribo a continuación la parte medular de mi discurso:

         "¿Estamos dispuestos a desenmascarar las consignas que los enemigos de la libertad han impuesto casi sin resistencia de parte nuestra? ¿Estamos dispuestos a analizar seriamente el lenguaje equívoco que usan y por qué lo hacen?
 
        "Un ejemplo son los llamados 'derechos humanos'. ¿Hay algún derecho que no sea humano? ¿Por qué casi nadie habla de derechos fundamentales? ¿No buscan sus promotores relativizar la vida, la libertad, la propiedad, la búsqueda de la felicidad, dejando estos valores al arbitrio del gobernante de turno? ¿No fue lo que hicieron con el derecho a la vida asesinando millones de personas en nombre de utopías totalitarias como el marxismo, el nacismo y otras formas de tiranía? ¿No fue lo que también hicieron con el derecho de propiedad, acotándolo primero a una 'función social', eliminándolo luego sobre los bienes de producción y, más tarde, haciéndolo desaparecer? ¿No es lo que hacen ahora al desproteger la vida del que está por nacer, promoviendo el aborto y desconociendo explícitamente que hay vida humana desde el momento de la concepción?
 
        "¿Y la llamada 'justicia social'? ¿No es acaso esta entelequia una burda reiteración del objetivo esencial de la justicia: dar a cada uno lo suyo? ¿No se pretende con ello abandonar la justicia al capricho de mayorías ocasionales u hordas vociferantes que presionan para infringir temor o inseguridad? ¿No es la justicia social una variante de la 'justicia popular' o su antecedente más inmediato?
 
        "Otro ejemplo es la 'igualdad'. No me refiero a la igualdad ante la ley, valor moral y jurídico que comparto plenamente. Tampoco me refiero a la igualdad de oportunidades, que entiendo como derivación de la anterior. Hablo de esa otra igualdad, esa muletilla convertida en llave maestra -mítica, salvadora y reivindicativa- que se promueve desde tribunas políticas, cátedras y púlpitos, y que busca asentarse como exigencia ética para gobernantes y gobernados. ¿En qué consiste esta igualdad? ¿Cómo se logra? ¿Con qué medios? ¿Nivelando hacia abajo? ¿Con el despojo? ¿Eliminando el lucro? ¿No son acaso nuestras diferencias, nuestras individualidades y peculiaridades, características propias del ser humano, de su naturaleza racional, única e indivisible? ¿Alguien puede demostrar filosóficamente que esa igualdad es moralmente exigible y deseable? ¿Estamos dispuestos a rebatir este concepto y decir que la igualdad (o su negación, la desigualdad) no es más que un dato estadístico que mide realidades sociológicas y que lo realmente importante es combatir la pobreza con más crecimiento y mejor educación?
 
        "Otro ejemplo es la estigmatización del 'individualismo'. ¿Qué motivos hay para reprobarlo? ¿Estamos dispuestos a convenir que el individualismo es el motor primario del desarrollo humano, que reconoce y respeta la singularidad de cada hombre y de cada mujer, y su derecho a ejercer su autonomía sin vulnerar la del vecino? ¿Estamos dispuestos a defender públicamente que el Creador dotó al hombre de inteligencia, que la inteligencia se expresa a través del razonamiento y que la razón es el medio de sobrevivencia de la especie humana y la expresión más sublime de individualismo? ¿Nos hemos dado cuenta, como dijo una gran pensadora, que para decir 'yo te quiero', 'yo pienso', 'yo elijo' es necesario, previamente, decir 'yo'? ¿Aceptamos que la felicidad es un estado de satisfacción personal deseable en cada ser humano? Entonces, ¿no es el individualismo un antecedente necesario e ineludible para alcanzar la felicidad y condición indispensable para una mejor convivencia social?
       
             "Hay otros tópicos que deben ser abordados seriamente para dar sustento doctrinario a políticas públicas que hagan de Chile una sociedad más libre. Foro Republicano puede constituirse en un buen escenario para debatir estas ideas, tarea que hemos abandonado desde tiempos inmemoriales, entregándonos de manera irreflexiva, sumisa e irresponsable a la inercia de lo 'políticamente correcto' que promueven los enemigos de la libertad".    ARL

miércoles, 10 de agosto de 2011

ESCUDEROS DESCUIDADOS

             Por Alfonso Ríos Larrain


          A la senadora Lily Pérez le pareció "pésimo" que los presidentes de la UDI y RN no asistieran ayer a la ceremonia en que el Presidente de la República firmó el "Acuerdo de Vida en Pareja", un proyecto de ley que reconoce las uniones civiles hétero y homosexuales inscritas ante el Registro Civil o en alguna notaría. Mucho peor le habrá parecido que sólo 9 de 22 ministros y 5 de 73 parlamentarios de su sector asistieran a tal ceremonia, y que las encuestas reflejen 57% de rechazo nacional a esta iniciativa. Ella cumplió a cabalidad el rol de "escudera del Presidente" que se autoimpuso, pero sus lanceros la dejaron muy sola.

         Mientras tanto, el senador Espina declaraba que la UDI asumió el control del gobierno, pero se contradijo de inmediato al pedir que la UDI evite exigencias al gobierno acerca de cómo tramitar los proyectos de ley: "¡Perdónenme -exclamó iracundo- este no es el gobierno de la UDI, sino de la Coalición! No pueden transformarse en una especie de inspectores de colegio...". ¿En qué quedamos, senador? Porque si la UDI asumió el control del gobierno, no sólo tiene la facultad sino la obligación de revisar los proyectos de ley y la forma en que se tramitan; y si el gobierno no es de la UDI sino de la Coalición, y aquélla forma parte de ésta, tiene todo el derecho de opinar e influir para que las iniciativas del Ejecutivo revistan la forma y fondo que estime necesarias. Con más temple y mesura, el Presidente Piñera declaró "libertad de acción", previendo que la inmensa mayoría de sus ministros y parlamentarios harían uso de tal libertad, con o sin su venia.

          Hay ciertas premisas que los "escuderos presidenciales" debieran entender. Votar por alguien no supone consentir en todas sus ideas, ni entraña un respaldo a todas sus promesas o programas. Se trata, simplemente, de una opción entre dos o más candidatos, uno de los cuales, a juicio del elector, es mejor (o menos malo) que los otros. Esta preferencia no otorga derechos al elegido para exigir apoyos incondicionales de sus electores, ni éstos quedan moralmente obligados a dárselos. Entonces, si con el proyecto de "Acuerdo de Vida en Pareja" se pretendía honrar una promesa de campaña, lo que debió hacer el Presidente fue remitirlo al Congreso discretamente, sin parafernalia, respetando la sensibilidad mayoritaria de quienes le apoyan pero rechazan esta iniciativa ¿Qué logró? Nada importante. Nada que le sirva para mejorar su imagen y subir en las encuestas: algunos aplausos de "escuderos" incondicionales y de quienes no votaron por él ni lo harán en el futuro. En la retina queda la parte de su discurso más divulgada por la prensa: "reconozco que existen otras formas de relaciones afectivas, incluidas aquellas entre personas del mismo sexo, y que son también relaciones que el Estado tiene la obligación de reconocer, proteger y respetar"; el reproche de la asamblea a un proyecto que no considera el matrimonio homosexual; y la ramplonería de arrumacos, besitos y caricias entre algunos asistentes.

          Y mientras el Presidente y su ministro del Interior confraternizaban con el "género alternativo", las ciudades más importantes del país eran ocupadas por representantes de un "movimiento ciudadano" liderado por dos comunistas y la complicidad política de útiles corifeos... o "inútiles", como advierte el senador Carlos Larrain.

          Señor Presidente, señores ministros: la democracia no da derecho a tomarse las calles; no da derecho a impedir que la gente circule libremente por la ciudad; no da derecho para impedir que los estudiantes asistan a clases si quieren hacerlo, que los comerciantes abran sus negocios, que los residentes de un barrio o de un edificio sean asaltados, que los vehículos sean quemados. Ustedes, señor Presidente, señor Ministro del Interior, juraron cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes; por lo tanto, deben usar todos los medios constitucionales y legales para garantizar el orden público y reprimir el delito. Ejerzan sus facultades y háganlo pronto. No sé si será coincidencia, pero las pistolas han subido de precio.  ARL

lunes, 18 de julio de 2011

UNA SOLUCIÓN PRÁCTICA

 Por Alfonso Ríos Larrain
 
 
"No pretendamos que las cosas cambien si seguimos haciendo lo mismo.
La crisis es la mejor bendición que puede suceder a personas
y países porque trae progresos".
(Albert Einstein)

          Recibí por Internet una carta, sin firmas, remitida por miembros en retiro de las Fuerzas Armadas y de Orden agrupados bajo el rótulo "Familia Militar Chilena". La circular está dirigida al "Supremo Gobierno y a la Alianza por Chile" y dice contar con la aprobación de 197 entidades que aglutinan al personal en retiro de las FF.AA. y de Orden. Desconozco el origen y representatividad de sus adherentes, pero hay algunos puntos que merecen atención.

Dice la carta:
"Desde que el señor Piñera asumió la Presidencia de la República, la situación judicial de los uniformados y ex uniformados se ha agudizado al extremo. El Ministro del Interior mantiene bajo su alero una comisión de derechos humanos integrada por los mismos abogados que dejó ahí la Concertación; personas de una animadversión absoluta hacia las Fuerzas Armadas y de Orden y, por supuesto, al Gobierno Militar que tuvo que asumir luego del colapso político, económico y social de 1973".

Pregunto: ¿Hay alguna buena razón para mantener ese staff de abogados en el Ministerio del Interior?

Dice la carta:
"Ninguna autoridad de gobierno ha concedido audiencias a los familiares o amigos del personal militar. Sin embargo, los dirigentes de agrupaciones de derechos humanos obtienen millonarias indemnizaciones del Estado (...) y han sido recibidas por el Presidente y por sus ministros del Interior, Justicia y Defensa". 

Pregunto: ¿Hay alguna buena razón para que el Gobierno no reciba al personal militar y sí lo haga con activistas de izquierda?

Dice la carta:
"El gobierno que suponíamos 'nuestra esperanza' se ha hecho parte en centenares de querellas en contra de personal militar, empezando por la que pretende transformar en asesinato la muerte de Frei Montalva (...) y ha dado su apoyo, además, a la nueva estulticia creada para fabricar 'asesinatos históricos' respecto de Allende y Neruda".

Pregunto: ¿Hay alguna buena razón para que el actual Gobierno aliente dudas respecto de esas muertes?

Dice la carta:
"El Ministerio de Justicia dispuso que los oficiales y suboficiales presos, cuando sean llevados (para ser atendidos) en los hospitales de sus instituciones, deben ir esposados y rodeados de gendarmes, con prohibición de conversar con amigos o conocidos. ¿Cómo creen ustedes que se sienten esas personas que concurren o trabajan en los hospitales militares, al ver a sus camaradas o familiares amordazados por agentes del Estado?"

Pregunto: ¿Hay alguna buena razón para tales acosos o escarmientos?

Dice la carta:
"Estamos absolutamente convencidos que la acción de las Fuerzas Armadas y de Orden fue absolutamente moral, legal y constitucional (...) porque actuaron sólo después que la Corte Suprema declarara el quiebre del estado de derecho producido por el gobierno de Allende, que la Cámara de Diputados lo declarara inconstitucional y que la derecha política, la Democracia Cristiana y, en general, toda la ciudadanía, implorara su intervención".

Pregunto: ¿Hay alguna autoridad del actual Gobierno que tenga dudas de lo anterior?

          Los adherentes se atribuyen el triunfo de Piñera: "Votamos por él (...) y nuestros votos son varios cientos de miles que superan con creces la diferencia que el Presidente obtuvo sobre su contendor", aseguran. He oído varias veces esta declaración como argumento incidental de análisis político, fuere para asignarse méritos en la victoria, fuere para reivindicar privilegios o reclamar promesas incumplidas. Ayer, por ejemplo, en el programa de TVN "Estado Nacional", el panelista Luis Felipe Merino (RN) dijo que Piñera había ganado porque "logró atraer al sector más liberal de la derecha...", dando al vocablo "liberal" la acepción política anglosajona: proclive a ciertos enunciados de izquierda. Estimo, sin embargo, que esos sectores conviven en la Alianza desde sus inicios, son los votos más duros e incondicionales del Presidente, base de su plataforma política y, como tal, no hubo necesidad alguna de convencerlos. Más complicado fue sumar votos populares, ajenos a disquisiciones entre conservadores y liberales, y cuya magnitud y volatilidad dirime las elecciones. Pero a la hora de interpretar resultados, algunos buscan traer agua a su molino...

          En su carta, los ex uniformados amenazan con anular el voto de candidatos a concejales si no hay inmediata respuesta a sus requerimientos, anunciando que sólo votarán por los alcaldes de derecha (Municipales 2012). "Nuestra intención en esta etapa inicial -dicen- es no favorecer excesivamente a la Concertación, pero de no recibir la respuesta exigida al Gobierno, contemplamos no votar por la derecha en la elecciones presidenciales y parlamentarias de 2013". No creo en la efectividad de estas órdenes corporativas, pero entiendo el malestar que en este caso las genera.

          ¿Qué piden? "La libertad inmediata de todos los militares presos políticos y el término abosoluto, total y definitivo del acoso judicial a los uniformados". Hay sobradas razones jurídicas (amnistía y prescripción), morales (obediencia debida) y de equidad (cerca de 8.000 extremistas y asesinos de izquierda indultados, mientras cientos de militares permanecen en las cárceles) que debieron poner término a esta situación hace muchos años, pero la izquierda se las arregló para lucrar políticamente con la desgracia que ella misma produjo.

          No tenemos nada que perder. Si  las encuestas eran pésimas antes del partido de la "roja" contra Venezuela, hoy son mucho peores. Hagamos de esta crisis una oportunidad. Einstein advierte que para cambiar las cosas no podemos seguir haciendo lo mismo. Para demostrarlo, para dar una señal categórica de que no tememos a las bravatas de la izquierda y que gobernaremos con moldes distintos a los suyos, apliquemos la ley y accedamos a esta solicitud otorgando el indulto a los ex uniformados que puedan recibirlo.

          Si Aylwin indultó terroristas a pesar de los "boinazos" y con Pinochet ejerciendo la Comandancia en Jefe del Ejército, ¿qué duda Piñera? Él aprobó con su voto la reforma constitucional que faculta al Presidente de la República para indultar a procesados por actos terroristas (1991). Entonces, seamos prácticos: apliquemos la misma vara a los militares y terminemos este asunto de una vez por todas.  ARL